NUESTRA OBRA SOCIAL HOY: UNA MIRADA GREMIAL

¿Qué significó para el colectivo docente de la Jauretche que su obra social, DOSUNAJ, tercerice la atención de la salud en MEDICUS?

Desde los inicios mismos de nuestra universidad DOSUNAJ (Dirección de Obra Social de la UNAJ) tercerizó la atención de la salud en MEDICUS, sin constituir una obra social normalizada. El paso del tiempo puso en tensión dos lógicas distintas, la de una prepaga que mercantiliza la salud y la de una obra social que debe garantizar cobertura del derecho a la salud con carácter solidario.

Desde un comienzo la relación de la obra social con MEDICUS (que cotiza cada afiliación sea directa o de familiar como una “capita”) resultó sostenible con el aporte de un porcentaje elevado de docentes que aportaban pero no activaban su afiliación a la obra social. El hecho de que hoy 49% de docentes (y algunos de sus grupos familiares) tengan MEDICUS tiene como sustrato que 51% de docentes se quedan afuera aún aportando, ya sea porque les fue negada o porque no iniciaron los trámites. MEDICUS nunca fue la cobertura de todo el colectivo docente.

Al mismo tiempo hubo en la historia del vínculo con MEDICUS numerosas personas que no fueron admitidas como afiliadas por tener tratamiento o situaciones de salud costosas, enfermedades crónicas “prevalentes”, etc. que MEDICUS transfería a la obra social en forma de una cápita impagable. MEDICUS tampoco ha sido consistente con la incorporación de los grupos familiares tanto cuando no eran personas “sanas” o cuando tenían otro tipo de cobertura. Lo mismo ocurre con las personas con discapacidad, de quienes se hace cargo en exclusiva DOSUNAJ y no MEDICUS. También fueron numerosos los casos de negación de prótesis y tratamientos (cáncer, cardiopatías, etc.) más aún cuando se trata de afiliados mayores para quienes hay por parte de MEDICUS un rechazo sistemático. En todos los casos hubo que buscar soluciones artesanales que permitieran garantizar la cobertura o directamente recurrir a acciones legales, como las que tuvo que desplegar este gremio en repetidas ocasiones por los incumplimientos de MEDICUS.

Todas estas situaciones que detallamos, que tal vez no han sido visibles para todes les docentes (y que nosotros por no revictimizar no dimos difusión abierta pero comentamos en cada ocasión en términos generales), se han dado durante años y desde mucho antes de la desregulación reciente, que hace crecer el costo de las cápitas, llevándolas de $27.834 en enero/24, a $37.756 en febrero/24, a $48.705 en marzo/24 y a $58.934 en abril/24 (111% en 4 meses), La desregulación hace que el costo de sostener MEDICUS crezca en forma directamente proporcional con las posibilidades de desentendimiento de las prepagas por la salud de sus afiliadxs.

Este sindicato tuvo que actuar ante estas injusticias desde que existe como tal, desplegando acciones para destrabar incorporaciones, contratando una abogada experta en obras sociales universitarias para autorizar las prótesis que correspondían a la necesidad del paciente o los tratamientos adecuados.

La tercerización en MEDICUS no ha dado una respuesta a la altura de las necesidades del colectivo docente, sobre todo porque ha sustentado su funcionamiento en la exclusión de muchxs de nosotrxs.

Nos gustaría que la salida de esta encerrona -que depende de las definiciones que asuma el Consejo Superior- vayan en un sentido solidario, para que el funcionamiento de lo que venga no se sostenga en la selección y exclusión de docentes, sobre todo teniendo en cuenta que nuestro colectivo tiene una enorme desigualdad en cuanto a aportes no solo por las categorías (algo habitual en cada actividad) sino por las dedicaciones, en la mayoría de los casos no exclusivas y las cápitas están verdaderamente muy lejos de lo que puede aportar un docente simple o semi (3% empleado y un 6% patronal del bruto).