CERRAMOS EL 2024: UN AÑO DE LUCHA, DIFICULTADES Y FORTALECIMIENTO
Terminamos un año que no imaginamos ni en la peor pesadilla: desde un comienzo el gobierno se propuso arrasar con los pilares con los que podemos pensar la construcción de una sociedad mejor, más justa e igualitaria. Enfrentamos no solo a un gobierno sino a un movimiento cultural que rápidamente viralizó algunas ideas o prejuicios que buscan quebrar espacios de resistencia popular.
En medio de esa “batalla cultural” atronadora contra los valores democráticos, los sindicatos y las organizaciones libres del pueblo son el particular enemigo elegido por la acción del estado porque son quienes pueden representar las esperanzas, el dolor y las luchas de los sectores más golpeados por esta política económica. Los sindicatos, representando la abominada idea de lo “colectivo”, fuimos golpeados en el centro de nuestra razón de ser: los salarios y las condiciones de trabajo.
Cuesta en este contexto, poder imaginar algo bueno, que haga mover el fiel de la balanza, en particular con una dirigencia que no se encuentra a la altura de las circunstancias y muchas decisiones fueron tomadas errática y desorganizadamente. No obstante hemos logrado algunas cosas sostenidxs en la fuerza de las organizaciones de base que a lo largo de todas las universidades ha logrado instalar, a veces de manera coordinada y otras no, el problema de la universidad.
El reclamo resultó tan fuerte y extendido que se hizo inocultable y el gobierno asignó fondos a los que luego calificaría como los 3 o 4 vivos mientras continuaba negando reajustes salariales. Recién entrado el segundo cuatrimestre logramos que la garantía salarial se eleve. Aún así, el gobierno no pudo decir que el problema estaba resuelto y como parte de este corto balance podemos decir que el problema de la universidad, igual que el de lXs jubiladxs, son hoy las principales demandas que tiene el gobierno en la opinión pública.
Tanto la garantía como el problema irresuelto son el resultado de la constante movilización, clases públicas, marchas, paros y volanteadas y solo con eso hicimos posible dejar instalada la cuestión universitaria.
Esta lectura no implica una reivindicación corporativa sino un mero análisis de un año complejo que nos deja un balance duro pero que al mismo tiempo permite vislumbrar el camino del pensamiento y la acción colectiva como la única forma de oponer una alternativa a la crueldad y la violencia que impulsa el gobierno.
En la UNAJ podemos destacar en particular que luchamos porque tenemos universidad para defender, y eso es el resultado de haber tenido la capacidad de pelear junto a las autoridades por el pase a interinato del año pasado que aseguró cada puesto de trabajo. De haber permanecido la mitad de nosotres en condiciones de locación de obra como estábamos, hubiera sido imposible iniciar el primer cuatrimestre de este año de ajuste.
El abrazo que salvó la UNAJ en 2018 también nos dejó un aprendizaje que se hizo carne en todes: la lucha es colectiva o no es. Por eso logramos juntarnos en comunidad con el sindicato nodocente, federación estudiantil y autoridades en la coordinación de acciones que permitieron aportar a la lucha nacional.
Nos encontramos cerrando un año donde nos animamos también a festejar estas cosas, festejar que tenemos universidad, que seguimos peleando por ella y por los sueños que nos trajeron a sumarnos al desafío de pensar una universidad inclusiva, de calidad donde el pueblo sea protagonista de su destino.
Ahora nos merecemos descansar, juntar fuerzas y energías para retomar la lucha el año próximo. Sabemos que no será un año fácil y que necesitaremos de toda nuestra creatividad en la lucha por los salarios, nuestra fuerza en sostener los principios de la universidad pública e inclusiva y nuestra defensa de los derechos humanos.
NOS REENCONTRAMOS EN EL 2025!
ADEIUNAJ, TU SINDICATO .LA VOZ DE LES DOCENTES DE LA UNAJ