La condena a Cristina y la UNAJ, la proscripción del pueblo

¿Que condenó a Cristina?

Formalmente se la condenó por la firma del un decreto, que usarón Macri, Fernández y Milei. También por ser mencionada en un grupo de WhatsApp, del que ella no formaba parte. ¡Ah! también por ser mencionada en dos causas de las que luego fue declarada inocente. La condena, entonces, y la parafernalia en torno a su detención tiene otras razones y obedece a otros objetivos.

Bien sabemos que la UNAJ no existiría sin la voluntad y la decisión de Cristina. No solo hacen falta leyes para que las cosas sucedan, se necesita la decisión de ponerla en práctica, ella tuvo esa decisión.

Las decisiones que tomó son seguramente algunas de esas razones, pero los objetivos detrás de este fallo judicial son muchos mas que eso. Buscan callar la voluntad de un pueblo que quiso más educación, salud y justicia y encontró en ella quien pudiera materializar esos sueños.

Quienes tuvieron incidencia en ese veloz fallo (movimientos del gobierno de Trump, de los grandes monopolios mediáticos y de los partidos que integraron en su momento Cambiemos) y celebraron su firma son los que quisieron cerrar la UNAJ en 2018, o quienes hoy están rompiendo el sistema universitario argentino. Casi calcados nombres, marcas partidarias y hasta cargos en el gobierno.

El objetivo entonces es Cristina, pero también es un cepo al pueblo, una condena al sueño de un país más justo, mas solidario, más HUMANO.

Pero la historia no se detiene ni se borra con una firma, mientras haya un pueblo que recuerde y que sueñe. El fallo despertó una llama que hace rato no veíamos flamear con fuerza: la casa de Cristina se volvió un espacio de encuentro, de potencia y de tejer en este mientras tanto. Tenemos la responsabilidad de la esperanza, dijo una compañera en la última asamblea feminista, también de la organización colectiva. Porque al individualismo aislacionista distópico al que nos quiere llevar este modelo de país, se lo combate con encuentro, organización y esperanza.

ADEIUNAJ sigue luchando por la universidad y la democracia.