15 AÑOS DE LA UNAJ. UN RECORRIDO POR SU HISTORIA
Un día como hoy, 2 de diciembre, hace 15 años se aprobaba la Ley 26576 por la cual se creó nuestra querida UNAJ.
La historia puede contarse desde múltiples formas, nosotrxs elegimos contarla desde la perspectiva al trabajo docente que como quiénes construyeron las pirámides de Egipto queda opacado por la obra, como magistralmente describió Bertolt Brecht.
Las “aulas” comenzaron a funcionar formalmente un tiempo después, en 2011, y en distintos espacios; mientras que la administración estaba en un pequeño local comercial alquilado en la Av. San Martín frente a La Tropilla. En ese momento las y los docentes comenzamos a dar clases en el Manzi – escuela pública de nuestra región- y en algunas otras aulas prestadas por distintas instituciones educativas. Eran momentos de muchas y profundas discusiones (la inclusión, la calidad, la “deserción”), de mucha voluntad y militancia para encarar investigaciones, para recorrer escuelas secundarias y promocionar la UNAJ. A mediados de ese año (en el que la matrícula fue de 3000 personas, 10 veces más que lo esperado y lo planificado) una promesa se hizo realidad: nos entregaron el edificio de los laboratorios de YPF. La propia presidenta Cristina F. de Kirchner vino a transferir formalmente la propiedad del edificio. En diciembre de ese año nacía ADEIUNAJ en el hoy salón de los pasos perdidos. Este diciembre se cumplen 13 años de construcción colectiva para el sindicato de los y las docentes de la UNAJ.
En los primeros años de vacas gordas, con un gobierno para el que la educación era una política prioritaria, comenzaron los concursos, las carreras tomaron forma y las materias “nuevas” comenzaron a multiplicarse al igual que las caras y las ideas. Un aula abandonada en el tercer piso fue la primera sede de ADEIUNAJ que poco a poco fuimos adecentando, comenzando por la colocación de vidrios en las ventanas.
En poco tiempo, y ya con ingresos sindicales,notamos que no había un lugar dónde comer más o menos bien, donde tomar agua potable y construimos ese primer espacio de bienestar, “La 303” donde hoy se cruzan filosofes con ingenieres, enfermeres con politólogxs y cientos de cruces “raros” para el mundo de la academia. En él le dimos forma y sentido a esas discusiones iniciales sobre la inclusión, intercambiar experiencias didácticas y abrirnos mutuamente las puertas a conocimientos de otras disciplinas enriquecen el conocimiento que luego se vuelca en nuestras clases. También surgieron en esas discusiones las primeras demandas de formación docente.
Los años de vacas flacas hicieron su aparición y muchas de estas dinámicas no cambiaron, otras sí. En un momento 300 compañeres en diciembre se quedaron sin sueldo, otres 160 en 2017 llegaron a estar casi un año y medio para cobrar su sueldo.Pese a todo así seguimos sosteniendo el funcionamiento y crecimiento de la universidad con la tozudez de la convicción de que algo bueno estaba sucediendo. Y no nos equivocábamos, eso bueno lo veíamos en los mensajes de les estudiantes, en les primeros graduades, en esas devoluciones luego de un parcial que nos hacen sentir plenos a pesar de lo que suceda. La Jauretche estaba transformando muchas vidas, entre ellas las nuestras y la de cada vecino y vecina de nuestra región.
El abrazo de 2018 fue un parteaguas donde muchos entendimos allí que somos trabajadores, además de un montón de otras cosas que caracterizan nuestro trabajo docente, y lo más importante: sin sueldos no había futuro para la UNAJ. Esa urgencia nos llevó a unirnos sólidamente y a articular con el resto de la comunidad y construir ese acontecimiento que rápidamente se esparció como una mancha de aceite sobre toda la Argentina. Resolvimos buena parte de nuestros problemas pero la precarización alcanzaba niveles inéditos dados el constante ingreso de docentes necesaries para atender una matrícula récord año tras año y la ralentización de los concursos como consecuencia de un ajuste que impedía aumentar la cantidad de personal nodocente dedicado a esa tarea.Al mismo tiempo se produjo una masiva incorporación de docentes precarizados durante el ajuste macrista. Esto derivó en aulas desbordadas y la evidente pérdida de los patrones de inclusión y personalización de la enseñanza. Así la precariedad alcanzó en aquellos tiempos a más de 6 de cada 10 docentes
En estos años se hablaba del “enseñadero” como un problema, la consecuencia del ajuste macrista era la cancelación de fondos para investigación, vinculación, crecimiento de infraestructura. Nuestra tarea principal, enseñar abarcaba casi la totalidad de nuestra labor. Esa realidad, en aquellas condiciones, nos permitió aprender a ser mejores docentes, repensar nuestras prácticas, pedir ayuda, formarnos, y lograr tasas de continuidad académica asombrosas para las condiciones en que nosotres, les estudiantes y la propia universidad existían. Ese expertise hoy forma parte de nuestra identidad y es reconocido en el marco de las universidades argentinas.
La pandemia nos aisló, nos detonó el cuerpo y la mente y fuimos las caras de la universidad virtual para miles de estudiante y la UNAJ siguió siendo la universidad que queremos y construimos: solidaria, humana, comprometida. Nos dedicamos a enseñar en contextos y con herramientas que la mayoría desconocía y persistimos, nos cuidamos, nos comunicamos, nos reconstruimos y pudimos seguir siendo.
La vuelta fue un paso complejo, conflictivo a veces, muy emotivo en otras, pero siempre con la preocupación por le compañere, por sus angustias, sus dolores. Nos hizo cruzarnos con experiencias diametralmente opuestas: quienes habían quedado dentro de sus casas y quienes estaban en la “trinchera” atendiendo enfermxs, despidiendo a gente, sufriendo a ese enemigo invisible, comprometidxs con el voluntariado Vicente Ierace que llevó el nombre de la UNAJ hasta a los extremos norte y sur de la patria.
En el 2023 se produjo un hecho histórico por el que habíamos trabajado desde el inicio de nuestra organización: todes somos trabajadores formales y tenemos derecho a aguinaldo, ART, aportes previsionales y obra social. Ese logro, construido en conjunto con la actual gestión, permitió que la universidad por fin pudiese pensarse más allá del acto de enseñar, ahora con sus presupuestos bastante ordenados comenzó a tener espacio para la política de investigación y vinculación superando el formato anterior de esperar la llegada de fondos, la aparición de alguna convocatoria, etc.
El 2024 nos encuentra en la UNAJ (no habría sucedido si la precariedad hubiera continuado y hubiéramos tenido que esperar que el gobierno nacional conceda los fondos para el funcionamiento de la universidad). Un año espantoso, que nos ha mostrado la importancia de la acción colectiva, con pocos logros y muchas pérdidas. Nuestra universidad, año a año crece y supera nuestras expectativas y las de todxs quienes la hacemos cotidianamente, no se concibe un Florencio Varela sin la UNAJ, es parte de esta historia, la nuestra, que inició hace 15 años atrás.
Nuestra pequeña historia, local, nos enseña que debemos seguir luchando por la universidad, por mejores condiciones de trabajo y por un futuro mejor que aunque hoy nos lo retaceen no lo vamos perder…
¡FELICES 15 AÑOS QUERIDA UNAJ!
Compartimos un video que realizamos para celebrar estos 15 años